Recorridos

Isabel Núñez

"He questioned softly why I failed? / "For beauty," I replied. / "And I for truth - the two are one; / We brethren are," he said." Emily Dickinson

(Figueres, 1957 - Barcelona, 2012)

Para algunos escritores no es suficiente con la vida. Ávidos de belleza y de verdad, buscan. Buscan a través de las palabras, forcejean constantmente con ellos mismos, se implican en la realidad que les rodea a través de la literatura, en busca de una realidad perdida. O recuperada gracias a sus libros.

A pesar de que constriñéndola a tan sólo dos adjetivos estaríamos haciéndole un mal favor a su calidad poliédrica, dos de las palabras que pueden aproximarse a una idea de lo que era para Isabel Núñez la escritura son hospitalidad y búsqueda. Traductora y profesora de formación -volcó al castellano autores como Richard Ford o Patricia Highsmith para Anagrama, Seix Barral o Tusquets, y qué sino un acto de hospitalidad profesional es una buena traducción de un texto con problemas?-, crítica literaria en prensa -desde Ajoblanco al Cultura/s de La Vanguardia- y ciudadana implicada en varios frentes de la vida sociocultural barcelonesa, Isabel Núñez, era, sobre todo, una exploradora. Y su mapa era la escritura. Desde un primer libro alrededor de la maternidad -escrito a cuatro manos con Rauda Jamís- a los varios posts que rodeaban su escritura y le daban alas desde su blog -www.isabelnunez-zbelnu.blogspot.com-, Isabel Núñez desarrolló una obra literaria alrededor de esa misma búsqueda; pretextos para encontrar la belleza, y alguna forma de la verdad.

Crucigrama (H2O, 2006), los primeros relatos, llenos de referentes y sugestiones, de un estilo ya muy propio; Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes (Alba, 2008), un libro muy recomendable sobre la Guerra de los Balcans -"probablemente la única guerra de la historia planeada y dirigida por escritores"-, para la escritura del cual Isabel Núñez realizó varios viajes a los países de la ex Yugoslàvia y entrevistó a varios escritores y políticos implicados; La plaza del azufaifo (Melusina, 2008) -un libro que tuvo como punto de partida y como motor la inminente desaparición (por negligencia municipal) de un árbol emblemático y único que había y que hay en la calle en la que vivía la escritora, y la trama del cual se bifurcaba, rizomática, en varios puntos de fuga; Algunos hombres... y otras mujeres (Menoscuarto, 2009), su segundo conjunto de relatos, más elaborado; Sinrazones del olvido. Escritoras y fotógrafas de los siglos XIX (Icaria, 2010), a cuatro manos con Lydia Oliva, fotógrafa, en el cual la autora recogía y ampliaba una serie de conferencias que hizo bajo el epígrafe 'Las olvidadas', y en el que sacaba a relucir mujeres intelectuales y escritoras afines, en el reflejo de las cuales se espejaba; y el reciente Mis postales de Barcelona (Triangle, 2012), un recorrido emocional por varios espacios de la ciudad. Seis libros y muchos artículos, un par de plaquettes -una de ellas, reveladora, con título 'Els meandres de la traducció'- e infinidad de posts en su blog, como un dietario sostenido en el tiempo.

Literatura y vida eran, como muestran sus textos, un conjunto indisociable. Leía para vivir, y vivía para leer y escribir. Sus referentes se fueron ampliando, de modo que un recorrido por su obra bien podría incluir una serie de autores que le eran muy afines -Jean Rhys, Maeve Brennan, de quien hizo una traducción hace poco, para Alfabia, Dorothy Parker, entre tantos otros. Se empapaba de ellos, y retornaba una prosa destilada, llena de sugestiones.

Algunos de los últimos posts de su blog se abrían con fotografías de nubes. El último escrito que dejó colgado lleva por título 'Alea jacta est.' Estaba escribiendo su primera novela.

Desde aquí la recordamos con afecto.