Recorridos

Colette (Sidonie Gabrielle)

Novelista, músico, mimo, actriz de teatro, guionista de cine y autora estrella de la bohemia parisina

St. Sauveur (Francia), 1873 - París, 1954

Para Julia Kristeva, autora de uno de los estudios más rigurosos sobre la obra de esta figura legendaria, Colette inventó un alfabeto. Y lo hizo porque, precisamente, creó un estilo al recurrir al lenguaje exacto con el que expresar la rara comunión entre sus sensaciones, sus deseos, sus angustias y la sublimidad del mundo. El enigma de esa vitalidad ("tan intensamente amoral y animal como precisa", opina Kristeva) se encuentra en cada una de sus obras, perpetuas evasiones de las relaciones amorosas y huidas permanente "de la vida de pareja en beneficio de una inmersión en lo infinito del mundo".
Seudónimo de Sidonie Gabrielle, Colette nació el 28 de enero de 1873, en Saint-Sauveur-en-Puisaye (Borgoña). En 1893 se casó con el escritor Henri Gauthier-Villars y se trasladó con él a París. Fue con el seudónimo de éste (Willy) con el que publicó las cuatro novelas de la serie de Claudine (1900-1903), relatos semiautobiográficos en los que se perfilan ya algunas de las cualidades de su estilo: inspiración y visión aguda, apuntes satíricos de las torpezas de la época y evocación lírica de los paisajes. Después de conseguir el divorcio, Colette pasó unos años trabajando como mimo, actriz y bailarina de music-hall. Esta experiencia de la desestabilización queda retratada en su novela La vagabunda (1910), a partir de la cual la escritora se dedicó al periodismo y a la creación literaria. Con la Primera Guerra Mundial, y de nuevo esposa y madre, Colette volvió al music-hall y, en 1917, entró en contacto, en Roma, con el mundo del cine, por el que nunca dejó de interesarse. A partir de 1918 empezó a publicar un conjunto de novelas de las que con razón se sintió orgullosa: Chéri (Querido), Le Blé en herbe (El trigo verde), y La fin de Chéri (El fin de Querido) son algunas de ellas. En sus libros de memorias, como Sido (1929), sobre su madre, y Aprendizaje (1936), sobre su primer marido, exploró su amor por la naturaleza y los animales domésticos. Colette era, por aquel entonces, todo un mito: homenajeada por la crítica, estudiada por los expertos, traducida en el mundo entero, se convirtió, en 1945, en la primera mujer elegida para la Académie Goncourt. Cientos de admiradores anónimos la acompañaron, asimismo, en su funeral, en agosto de 1954.