El reciente premio Nobel al poeta sueco Tomas Tranströmer se nos antoja una posibilidad para dar un paseo por tierras nórdicas y dejarnos envolver por los versos de algunos de los poetas más representativos de la zona helada. Quizás las cuestiones directamente climáticas provoquen en los versos de los poetas de los países nórdicos -Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca- una característica esencialidad ausente en otras topografías literarias. Aunque, si bien aceptando una idiosincrasia común, hay ahí varios tipos de literaturas. Veamos.

Existe el surrealismo del sueco Gunar Ekelöf, la extravagancia del finlandés Pentti Holappa, la constancia del danés Henrik Norbrandt (que a los 45 años recibió el premio de la Academia sueca para escritores escandinavos comocido como el pequeño Nobel y que con Puentes de sueños se hizo con el Premio de poesía del Consejo nórdico) o la triplemente nórdica Edith Södergran (nacida en San Petersburgo, finlandesa, de lengua sueca), muerta con tan sólo 31 años y con una obra poética cercana a Pound o a Rilke, en busca del Dios perdido.

He ahí un mundo no tan lejano y quizás demasiado desconocido todavía, que esperemos vaya siendo explorado con la concesión del Nobel a Tranströmer.