Recorridos

Escribir y esconderse

Casi no

Escritores que no escriben, autores de una o dos novelas que callaron de golpe, enmudecidos a conciencia, ágrafas profesionales. Bartlebys, como los llamara Vila-Matas en su novela Bartleby y compañía, que trazaron un mundo aparentemente a medias pero que finalmente quizás hayan acabado construyendo, de esa casi nada, un corpus literario mucho más potente del que otros conspicuos grafómanos de hoy en día se entestan en construir.

Desde Isaak Babel, poco prolífico para ser escritor ruso, que en las entradas de su diario acababa en muchas ocasiones soltando un "Describir esto" que dejan atónito al lector, hasta Felipe Alfau, escritor catalán emigrado a Estados Unidos que tras dos novelas y un libro para niños calló para siempre y respondía con un lacónico "el señor Alfau está en Miami" cuando le preguntaban, pasando por el celebérrimo e inevitable Salinger y su guardián, he aquí una selección de escritores y personajes que forman parte de ese mundo de negación y renuncia. Rulfo, Musil, Walser; Maurice Blanchot y su comunidad imaginaria, las reflexiones de Marguerite Duras alrededor de la escritura; los personajes de Beckett.

Lo dijo Marcel Bénabou: "Sobre todo no vaya usted a creer, lector, que los libros que no he escrito son pura nada. Por el contrario (que quede claro de una vez), están como en suspensión en la literatura universal." Y Marguerite Duras: "Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido". Si la escritura es la invocación de la ausencia, parece que hay algunos escritores que se lo tomaron al pie de la letra. Nunca más se supo.