Caulaincourt, el gran escudero de Napoleón, era un personaje complejo, tanto, que aun siendo embajador de Francia en Rusia durante el reinado de Alejandro I, y tras haber intentado persuadir a Napoleón de no invadir el país, cuando llegó el desastre que todos conocemos, él se mantuvo fiel a Francia convirtiéndose no sólo es una pieza clave de la supervivencia del propio Napoleón durante la retirada, si no en su único confidente. Los rumores que llegaban de París durante la retirada sobre la preparación de un golpe de estado hicieron que Napoleón abandonara el grueso de su ejército en su lento retroceso para acelerar su llegada a París. Durante los trece días que duró aquel periplo de incógnito, fue Caulaincourt quien acompañó al emperador atravesando países enemigos. Si los hubieran interceptado "imaginas la pinta que tendríamos en una jaula de hierro en la plaza de Londres", bromeaba Napoleón. Consciente de que vivía una privilegiada situación en extraordinarias circunstancias históricas, decidió anotar todas sus conversaciones con Napoleón. Por el día viajaban y, por la noche, mientras Napoleón dormía, Caulaincourt trasnochaba para transcribir al detalle todo lo que hablaba con Napoleón. Se trata de un viaje más allá de la Historia, un viaje a las entrañas íntimas de uno de los personajes más controvertidos de la Historia de Europa. Un sueño imperfecto, el de Europa, que siempre se ha perseguido, a veces con las armas, a veces sin ellas, pero siempre con el riesgo de la desintegración cuanto más cerca se está de hacerlo realidad.