Que todos tenemos capacidades y discapacidades es un hecho. Que a algunos la sociedad nos etiqueta en función de las primeras y a otros, injustamente, solo teniendo en cuenta las segundas, también. Para fabricar la película CAMPEONES, llegamos todos a un acuerdo: nadie iba a dar por hecho las limitaciones de nadie y todos íbamos a aceptar el apasionante reto de buscar y potenciar aquello que cada uno de nosotros sabe hacer como ningún otro. Y el resultado nos ha dado una preciosa lección: TODOS somos capaces de hacer cosas asombrosas, de brillar de manera única, cuando los demás confían en nosotros, cuando nadie da por sentado que no lo vamos a lograr, cuando nadie nos limita de antemano prejuzgándonos o etiquetándonos. Cuando sentimos que nuestra aportación es valiosa y que los demás cuentan con nosotros. Así me he sentido yo rodando esta película: apoyado, comprendido, querido y respetado. Incluido, me he sentido incluido y eso da fuerzas a cualquiera para cambiar un par de montañas de sitio.