Nadie nos avisó de que hacerse mayor era ir superando pantallas de un juego llamado Precariedad: elegir una carrera que nunca ejercerás, encontrar un trabajo semidecente, enamorarte malamente y replantearte todas las decisiones de mierda que has tomado hasta la fecha. El objetivo del juego es llegar a ser un adulto funcional según los estándares de nuestra sociedad. ¿El problema? Que nadie sabe cómo hacerlo.