Nuestras recomendaciones y propuestas

Rostros en el agua es una novela tan bella como terrible que, aunque su autora indica no estar basada en hechos reales, sí que guarda relación con su vida pues, al igual que la protagonista, también pasó varias temporadas en diversas instituciones mentales. De este modo, conocemos a Istina Mavet y, sin importar qué sucedió para que acabara internada en un sanatorio psiquiátrico o qué enfermedad mental padece, nos adentramos de su mano en el día a día de estos centros. Solitarios y siempre en la lejanía, parecen albergar en su interior un mundo completamente ajeno al que existe tras sus verjas y que, para las pacientes, más que un mundo es un infierno. Un infierno gobernado por los médicos, siempre con prisas y sin tiempo para dedicar a las internas, y custodiado por las enfermeras, fieles secuaces de los primeros, que no muestran duda alguna cuando se trata de torturar a las pacientes con sus terapias de electrochoque, siempre «por su bien». Con una crudeza escalofriante sentimos la desesperación, la impotencia y la rabia de Istina y el resto de las internas al ver cómo su humanidad se escapa con cada descarga, con cada burla de las enfermeras, con cada castigo, con cada mañana sin desayuno. Dejan de ser personas para convertirse en animales en el zoo bajo la indiferente mirada de aquellos que están ahí, supuestamente, para ayudarlas. Su narración, que a menudo se come las pausas, nos catapultará ágilmente y con una sensación de vértigo desde el principio hasta el final. Un vuelo inolvidable