Nuestras recomendaciones y propuestas

Si bien una frontera es un límite territorial, una línea que separa y divide un espacio, también es un sistema de creación y diferenciación de poder espacial y material. Las fronteras delimitan quién queda dentro y quién queda fuera, quién se puede mover y quién no, y es a partir de esta premisa que la activista y escritora Harsha Walia articula en Frontera y ley un exhaustivo análisis de los movimientos migratorios globales. Nadie es ilegal hasta que se traza una línea y se decide que solo la podrán atravesar legalmente aquellos que sean considerados como deseables. Las fronteras generan y reproducen relaciones sociales racializadas, que también se encuentran influidas por el género, la sexualidad, la clase, la capacidad y la nacionalidad. Toda una cartografía social que alimenta los regímenes nacionalistas y racistas a la vez que divide la clase trabajadora internacional.

Por eso, en un presente en que los movimientos migratorios no solo son causados por brutalidades políticas, sino también por las consecuencias desastrosas del neoliberalismo y los estragos de la crisis climática, se hace más necesario que nunca señalar este papel productivo de las fronteras, los regímenes de poder históricos que han asentado las bases de la estratificación social global y reclamar, como hace la autora, unas políticas que realmente efectúen el hecho de que todas las vidas importan.