Nuestras recomendaciones y propuestas

Por este librito que nos regala Agamben desfilan toda clase de personajes célebres y anónimos. Desde Spinoza hasta Anna Maria Ortese, Lucrecio, Kavafis o un amigo sin nombre, de cada uno de ellos ha aprendido una lección que comparte con nosotros en estas páginas donde lucidez y belleza lírica se conjugan una vez más en la obra del pensador italiano.

Filosofía y teología; meditaciones en torno a la naturaleza del hombre, el amor y el lenguaje; el saber sobre nosotros mismos o el conocimiento de Dios surgen en una iglesia veneciana o un templo budista, pero también de la contemplación de una pintura de Bonnard o de una ópera de Callas, porque del paraje más remoto o la anécdota más baladí nuestro autor hace brotar las más inspiradoras reflexiones. Piezas dispares, formas y colores heterogéneos configuran el mosaico que es la vida del escritor, y nos demuestra que filosofía no es solo sistema y abstracción, sino también fragmento y vivencia concreta.

Lo que he visto, oído y aprendido… son los retazos de una existencia que, advirtiendo la proximidad del fin, se apresura a transcribir su fragmentario e imperfecto legado siendo consciente de que siempre quedará un resto, un fondo indecible, y que toda escritura no puede ser sino rodeo y tentativa para dar testimonio de este centro informulable sin explicitarlo, sin herirlo exponiéndolo a la luz.