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Londres, siglo XIX. Una montaña inmensa formada por cúmulos de basura. En lo alto una mansión llamada Heap House donde viven los Iremonger, una familia peculiar que durante generaciones reside aquí. Pero nada es lo que parece. La mansión es un laberinto donde imperan las jerarquías, los matrimonios impuestos. La familia vive en los pisos superiores, el servicio en los inferiores. Tradiciones que se heredan y perpetúan sin cuestionar. 

Un trasfondo oscuro envuelve la historia mientras en el horizonte se está formando una gran tempestad que hará que todo estalle por los aires. ¿Qué misterio duerme bajo la casa? Los miembros de la familia heredan un objeto al nacer que deben proteger con su vida, objetos que parecen susurrar algo pero solo Clod Iremonger es capaz de oírlos. Todo cambiará con la llegada de Lucy Pennant, la nueva sirvienta. 

Lo fascinante de esta saga familiar son las distintas lecturas que permite. Una sencilla y dirigida a un público más joven, llena de aventuras e intriga a lo Tim Burton o Roland Dahl. Y otra compleja donde se describe una sociedad truculenta y cruel, ciudades llenas de desechos y una maldición que se hereda de generación en generación.

Edward Carey, maestro del suspense gótico, dedicó 10 años para crear lo que será su gran obra. Escribe e ilustra esta historia del Londres victoriano que surge de la nostalgia de vivir lejos de su país y como una crítica aguda al sistema de clases, una mirada ecologista y un entramado lleno de misterio.