Freud y Wittgenstein produjeron, cada cual a su manera, un efecto subversivo sobre el saber. Ambos tuvieron una vocación analítica común. Y aunque se los considera como pertenecientes al mismo universo cultural (el vienés), todo parece haberse conjurado para que su encuentro fuera imposible. Más allá de ese encuentro frustrado, la confrontación de los ""entendimientos"" ya no puede aplazarse sin que se transforme en una denegación filosófica. Wittgenstein abre el camino de un reexamen de la teoría freudiana de la interpretación -a través de su ""vía regia"", la cuestión del sueño-, que desemboca en una crítica epistemológica del modo de explicación y de la racionalidad analíticas, y que da lugar al diagnóstico de ""mitología"". La respuesta precisa de Freud, desde lo profundo de sus textos, sobre cada uno de estos textos y temas y, la revisión de los dos corpus permiten sacar a la luz una disputa mayor del pensamiento contemporáneo, relativa a la vez al inconsciente y al lenguaje, a la racionalidad y a la ética, y hasta al ""malestar"" de la kultur. Una interrogación lúcida sobre el tipo de saber que es el psicoanálisis y el estatuto del sujeto que debe suponer: en síntesis, sobre la escritura freudiana y sus zonas estratégicas.