Recorridos

Mark Twain

"Un norteamericano ama a su familia. Si le queda algo de amor para otra persona, generalmente elige a Mark Twain." Thomas Alva Edison

Florida, Misuri, 30 de noviembre de 1835 - Redding, Connecticut, 21 de abril de 1910

Si existiese una mitología americana, Tom Sawyer y Huckleberry Finn serían los dioses del Olimpo. Unos dioses harapientos, amos desgarbados del río de la vida, inquietos, niños movidos de la riba del Mississippi, a través de los cuales Mark Twain ('Mark Twain', una expresión de la navegación fluvial para medir el calado de los barcos que le sirvieron como pseudónimo a Samuel Langhorne Clemens) construyó su particular canto a la vida y a la amistad. Samuel Langhorne Clemens, popular escritor, orador y humorista americano, es, pues, en palabras de Hemingway, el padre de mucha de la literatura de los Estados Unidos, y eso es motivo suficiente como para recordar su figura. Pere es que, además, el interés por su figura es creciente, y sus libros se reediten con probada gracia.

Impresor, piloto navegante del Mississippi, minero, periodista, y siempre escritor, Mark Twain empezó escribiendo relatos humorísticos para alguna revista, y consiguió tener bastante eco en vida gracias a libros como El príncipe y el mendigo o Un yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es conocido, sobre todo, por sus novelas Las aventuras de Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn.

Al principio de esta última, el mismo Twain nos advertía: "Las personas que intenten encontrar un motivo en esta narración serán perseguidas. Las personas que intenten encontrarle una moral a la historia serán desterradas. Las personas que intenten encontrarle un argumento serán fusiladas." Desde entonces, todos perseguimos la sombra alargada de Mark Twain y su metáfora desde el Mississippi: el eterno navegar de la vida desde la literatura.