Recorridos

El cine digital

Lecturas sobre cómo afrontar el fin del celuloide

Aquello que tan lejano parecía, esa especie de profecía sobre una cinematografía digital, ya es un hecho. La imagen digital se impone con fuerza en nuestro entorno, dividiendo al mundo del cine entre detractores (como Tarantino o Scorsese) y defensores (como Fincher, Lynch o el propio Godard). Varios motivos para pensar que nos hallamos ante uno de esos momentos históricos en que se unen los caminos del arte y la tecnología (como la aparición del sonido o del color en el cine): surgen voces discrepantes similares a las de Rudolf Arnheim ante el cine sonoro, aparece la necesidad de replantearse la estructura de la industria acorde a la nueva realidad, y nos encontramos aventurando si las nuevas condiciones favorecerán el desarrollo de un cine más experimental. Este cambio parece dar un paso más allá de las ventajas que supone para la distribución y la exhibición: el digital trastoca la propia ontología de la imagen fílmica. Nos encontramos ante una imagen que no es sino un código desmaterializado, independizado de su soporte. El cine se volatiza, se desvincula del celuloide. La imagen fílmica será, más que nunca, una imagen fantasmagórica.