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Risas en el Acantilado
También de humor
27.08.2014
Puesto que resulta imposible elegir unos pocos libros entre los muchos de un gran catálogo y
hacerlo además en un pequeño espacio, me decanto por los que me han acompañado con su
humor, aunque hayan sido otros los que más han incidido en mi pequeño universo lector.
Los cuentos del ruso Mijaíl Zóschenko (1894-1958), fueron una válvula de escape a la seriedad
estalinista para todos aquellos que sufrían un régimen que provocó mucha literatura basada en el
dolor. Zóschenko se alimenta de antiguos revolucionarios, funcionarios trasnochados, aristócratas
sin título y los coloca en situaciones hilarantes totalmente críticas con un sistema que podía
enviarlo a Siberia en cualquier momento. Lo mismo puede aplicarse a las historias del polaco
Slawomir Mrozek (1930-2014), que ironizan sobre la burocracia comunista y situa a sus
personajes en las puertas de lo absurdo.
G. K. Chesterton (1874-1936) creó al muy querido padre Brown. Las aventuras del simpático cura
detective, todavía nos hacen sonreir con su ingenio deductivo y su sentido del humor totalmente
inocente y reflexivo. Unas historias que aleccionaron a los jóvenes de su época y que han
traspasado el tiempo sin haber perdido su vigencia humorística.
Patrick Dennis (1921-1976), autor icono de la bohemia neoyorquina, puso voz a la tía Mame, una
señora excéntrica que se hace cargo de su sobrino con el que vive un puñado de anécdotas al
más bello estilo de la comedia clásica hollywoodiense de los años treinta, apto para todos los
públicos.
Y como referentes de cualquier barcelonés, Sergi Pàmies, Quim Monzó y Empar Moliner que en
sus cuentos han sabido destilar sus no pocas lecturas de otros tantos clásicos.
hacerlo además en un pequeño espacio, me decanto por los que me han acompañado con su
humor, aunque hayan sido otros los que más han incidido en mi pequeño universo lector.
Los cuentos del ruso Mijaíl Zóschenko (1894-1958), fueron una válvula de escape a la seriedad
estalinista para todos aquellos que sufrían un régimen que provocó mucha literatura basada en el
dolor. Zóschenko se alimenta de antiguos revolucionarios, funcionarios trasnochados, aristócratas
sin título y los coloca en situaciones hilarantes totalmente críticas con un sistema que podía
enviarlo a Siberia en cualquier momento. Lo mismo puede aplicarse a las historias del polaco
Slawomir Mrozek (1930-2014), que ironizan sobre la burocracia comunista y situa a sus
personajes en las puertas de lo absurdo.
G. K. Chesterton (1874-1936) creó al muy querido padre Brown. Las aventuras del simpático cura
detective, todavía nos hacen sonreir con su ingenio deductivo y su sentido del humor totalmente
inocente y reflexivo. Unas historias que aleccionaron a los jóvenes de su época y que han
traspasado el tiempo sin haber perdido su vigencia humorística.
Patrick Dennis (1921-1976), autor icono de la bohemia neoyorquina, puso voz a la tía Mame, una
señora excéntrica que se hace cargo de su sobrino con el que vive un puñado de anécdotas al
más bello estilo de la comedia clásica hollywoodiense de los años treinta, apto para todos los
públicos.
Y como referentes de cualquier barcelonés, Sergi Pàmies, Quim Monzó y Empar Moliner que en
sus cuentos han sabido destilar sus no pocas lecturas de otros tantos clásicos.
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