Recorridos

La dictadura franquista

Franco ha muerto, vivan los libros

"Franco ha muerto". Haciendo enmudecer las lágrimas de Arias Navarro y compañía, el librero muta en tabernero y los libros en exiliados. Max Aub ya lo dijo en relación a su cuento. Las ideas, los hechos, han hibernado durante décadas en torno a la mesa de la conspiración y el deseo de la muerte del dictador. Los vapores soporíferos de la transición han impedido que los exiliados, los libros, sus autores, se convenzan de esta muerte. Por fin el librero, harto de tanta reunión que grita el silencio de la frustración, que sólo consigue asustar a la clientela, anuncia entre solemne y juguetón que Franco ha muerto. Sí, libros, lo que oyen. Franco ha muerto! Van viniendo pero no acaban de llegar, estos exiliados de papel que se aproximan a sus estantes originales, ofreciéndose en lugar de conspirar, apareciendo en lugar de esconderse en las sombras del miedo y la represión. Ya lo explicó Max Aub. No hace falta insistir. El día que anunciemos esta muerte -sin plañideras, por favor- catalogaremos este increíble acontecimiento con algunas muestras bibiliográficas.

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