Recorridos

Sobre ruedas

Un cuento de nunca acabar, la utópica dilución del espacio público, el nacimiento de un híbrido definitivo: el que integre el perfecto simulacro de lo privado en un entorno móvil

Ningún otro invento resume de mejor forma las aspiraciones de nuestro pasado siglo, y nigún otro es capaz de contradecirlas de una forma más elegante. El movimento moderno encontró en él un poderoso aliado, una alianza "natural" que produjo prototipos como los de Le Corbusier o Buckminster Fuller, pero al que tambien debemos sumar algunos hitos del diseño industrial o la arquitectura, como Il Lingotto de Turín, una mole de hormigón que en 1923, el año de su inauguración, se convirtió por derecho propio en la fábrica de coches mas grande del mundo. En aquel momento el arquitecto italiano Matté Trucco, creyó que integrar en la azotea de las instalaciones una pista circular era, sin duda alguna, la opción más comoda para comprobar el correcto funcionamento de los Fiat que producirían initerrumpidamente hasta principios de los años ochenta.

Con todo ello, el milagro de la libre movilidad, la tan ansiada autonomía, también dio cobijo a una radical transformación del sistema productivo que por obra y gracia de Henry Ford, cicatrizaría en forma de complejas cadenas de montaje e inhumanos sistemas de producción en serie. O en casos extremos, adoptó la forma de un peligroso y sutil artefacto explosivo: en 1920 el anarquista Mario Buda hizo estallar en Wall Street el primer coche bomba de la historia. Emblema de lo mejor y lo peor, su constante reinvención sólo obedece una máxima universal: cuanto más veloces avancemos mucho antes llegaremos.