La vida y creencias del dentista Karl Meyer se sacuden tras la muerte de su hijo: los cimientos, aparentemente sólidos, sobre los que descansan su rutina y bienestar se desmoronan para dar paso a un inconsolable dolor para el que no está preparado, y que aparece de un día para otro: «La tristeza llega de muchas formas distintas. Es como una luz intermitente que se apaga y se enciende. Está ahí y es insoportable, luego desaparece porque es insoportable, porque es imposible tenerla ahí todo el tiempo». Únicamente la búsqueda de una quimera analgésica, en forma de casa misteriosa que, según el mito, logra que todo aquel que entra en ella salga redimido, consigue crear un fantasmal asidero en durante el luto. La casa, que «transforma la esperanza en mugre», sirve de pretexto para que el narrador inicie un viaje de expiación personal que le obligará a reflexionar sobre las particularidades de la vida en familia, la fidelidad en la pareja y todo aquello que alienta una vida establecida.
Stig Sæterbakken, en
A través de la noche (Mármara, 2017), con traducción de
Cristina Gómez-Baggethun y Øyvind Fossan, construye un narrador de prosa visceral y arrebatada que, en su constante exploración anímica, traslada al lector una incomodidad sin ambages que, además, se pone a prueba con la libertad del autor al conjugar diferentes formas narrativas, como el cuento infantil, la novela de duelo o la de terror. Fascinante artefacto que, ya desde el inicio, avisa a sus lectores de lo que va a ocurrir con esta frase: «PUTA MIERDA DE LOS COJONES». Sin trampas.